nos encontramos en un taller donde cada quien va aprendiendo a encontrarse en lo que hace, a inventar su propia cosa, y su propia cosa es nada menos que la totalidad del mundo, el mundo del cielo con sus estrellas, planetas, meteoros, satélites y el mundo de la tierra con ballenas, canguros, monos y álamos, y viejos y niños, todo eso aparece en las lineas, en las manchas, en las letras, en la música y en las pinturas que hacemos o que se hace en nosotros como un regalo del misterio, como algo traído por el viento de los ojos y las manos, eso que algunos llaman el alma, y nos dá la alegría simple, hermosa de su aparición, como si de golpe, en cada uno de nosotros y de todos, porque todos somos iguales, florecieran flores desconocidas y surgieran toda clase de seres hermosos y buenos, llenándonos de felicidad, porque ninguna felicidad es mas grande que nuestra creación, que la generosidad de darse sin límites en lo que hacemos, en cada hora y en cada día que vivimos...
Dic 2007
5 comentarios:
Ay Laura, Laurita: No podés escribir tanta belleza junta!
Gracias y quiero más.
Samuel
lo vuelvo a leer y cada vez emociona más...
gracias, Samuel.
estoy con vos Samuel
Laura, ya en tu nombre llevas el aura que corona toda creación. Me imagino la tuya llena de soles, de estrellas y de música, esa música que sólo podemos escuchar si nos tapamos los oidos y nos escapamos hacia adentro...todos,todos juntos, sin que nadie nos vea...
wow ése anónimo
si la Laurita es una maestra
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